El efecto de la tercera persona es un sesgos que se refiere a la tendencia de las personas a creer que los medios de comunicación y la opinión pública influyen más en los demás que en ellas mismas. Este fenómeno fue descrito por el sociólogo W. Phillips Davison en 1983 y ha sido estudiado en muchos contextos, desde la publicidad hasta la propaganda.
Este efecto revela una brecha entre cómo percibimos nuestra capacidad de resistir a influencias externas y cómo vemos a los demás. En esta entrada voy a explicar qué es el efecto de la tercera persona, cómo se manifiesta, sus consecuencias y las características de las personas que lo experimentan.
¿Qué es el efecto de la tercera persona?
El efecto de la tercera persona ocurre cuando alguien cree que un mensaje mediático tiene un impacto mucho mayor en los demás que en sí mismo. En otras palabras, una persona ve a los otros como más susceptibles a la persuasión de los medios, mientras que se percibe a sí misma como menos influenciable. De alguna manera, es lo opuesto al efecto forer.
Por ejemplo, una persona con este efecto, cuando lee un mensaje institucional tras un atentado puede pensar: «Algo nos ocultan, no es normal que hayan tardado tanto en salir a dar explicaciones cuando está claro lo que pasa». Sin embargo, esa persona sí cree que el resto de la gente son menos críticas y objetivas.
Consecuencias del efecto de la tercera persona
Este sesgo puede tener implicaciones en el comportamiento humano y en cómo percibimos la realidad. Algunas de las principales consecuencias son:
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Subestimación de la influencia de los medios en uno mismo
Las personas que experimentan este efecto creen que son menos susceptibles a la manipulación mediática. Piensan que ellos sí saben la verdad, mientras que el resto de las personas viven engañadas.
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Sobreestimación de la influencia en los demás
Las personas piensan que otras, especialmente aquellas que perciben como menos informadas, son más propensas a ser manipuladas. Esto puede llevar a una visión condescendiente o paternalista hacia los demás.
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Apoyo a la censura o regulación de medios
Al creer que los demás son más influenciables, las personas tienden a respaldar medidas de control en los medios para «proteger» a las personas vulnerables, aunque ellas mismas no sientan necesitar esa protección.
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Comportamiento protector hacia los demás
Quienes experimentan el efecto de la tercera persona adoptan actitudes proteccionistas, creyendo que tienen la responsabilidad de proteger a otros de la manipulación mediática.
Características de las personas que experimentan el efecto de la tercera persona
Se identifican una serie de características comunes entre las personas que suelen experimentar el efecto de la tercera persona. Aquí te presento seis de ellas:
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Subestimación de la influencia en sí mismas
Las personas que muestran este efecto tienden a creer que son menos susceptibles a la influencia mediática en comparación con los demás. Se creen más racionales y críticas y consideran que no son fácilmente manipuladables. Este sesgo se manifiesta en la forma en que analizan la información, creyendo que pueden procesarla de manera objetiva.
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Sobreestimación de la influencia en los demás
Quienes experimentan el efecto de la tercera persona tienden a creer que los demás son mucho más vulnerables a la influencia externa. En su mente, las personas que no tienen la misma capacidad crítica están expuestas a ser manipuladas. Esto refuerza una idea de superioridad intelectual y moral, donde el individuo se percibe a sí mismo como alguien que está por encima del resto.
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Percepción de superioridad intelectual
Una de las características más notables es que las personas que experimentan este efecto a menudo creen que son más inteligentes que los demás. Piensan que pueden resistir los intentos de persuasión de los medios de comunicación. Este sentimiento de superioridad puede ser una forma de proteger su autoestima y fortalecer su creencia de que tienen mayor control sobre su propia mente.
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Paternalismo o proteccionismo
Las personas que caen en el efecto de la tercera persona adoptan una postura protectora hacia los demás. A menudo, piensan que las personas con menos recursos o educación son las que más necesitan protección frente a los mensajes mediáticos, mientras que ellas mismas no sienten necesitar esa protección.
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Resistencia a la autocrítica
Debido a la percepción de inmunidad a la influencia mediática, estas personas suelen ser resistentes a la autocrítica. No son conscientes de cómo la información que consumen también puede estar influyendo en sus creencias. Niegan que los medios tengan un impacto en ellas, lo que puede dificulta que reconozcan sus propios sesgos.
Ejemplos del efecto de la tercera persona
Para ilustrar mejor cómo se manifiesta el efecto de la tercera persona, aquí te presentamos algunos ejemplos prácticos:
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Noticias políticas en redes sociales
Alguien puede estar expuesto a noticias políticas en redes sociales y pensar que no afectan su visión del mundo, ya que se considera informado y crítico. Sin embargo, cree que sus amigos o familiares son más susceptibles a caer en la manipulación política que él mismo, porque se informan en medios tradicionales. Lo que esas personas llaman noticias manipuladas son en realidad lo que se conoce como fake news.
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Teorías de conspiración
Una persona puede ver videos que promueven teorías de conspiración -sobre salud o ciencia principalmente- y pensar que no se deja influenciar por esas ideas. Sin embargo, cree que otras personas menos educadas o informadas son más propensas a creer en estas teorías e hipótesis.
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Programas de televisión sensacionalistas
Alguien que ve un programa de televisión sensacionalista puede pensar que no afecta a su percepción de la realidad porque sabe que es entretenimiento. Sin embargo, cree que otras personas, especialmente aquellas con menos capacidad crítica, se ven más influenciadas por este tipo de contenido.
Conclusión
El efecto de la tercera persona pone de manifiesto un aspecto clave de nuestra psicología: el deseo de sentir control. Este sesgo puede ser una estrategia inconsciente para proteger nuestra autoestima y mantener una ilusión de autonomía. Sin embargo, es importante que reconozcamos que nadie está libre de la influencia mediática. A medida que somos más conscientes de este fenómeno, podemos adoptar una actitud más reflexiva hacia el contenido que consumimos. Al fin y al cabo, la autocrítica y la introspección son herramientas esenciales para vivir un entorno en ocasiones muy saturado por la información.