Lo que no puedes cambiar en tu relación (y lo que sí)

Las relaciones sentimentales son uno de los aspectos más emocionalmente profundos de la vida. Anteriormente ya hablamos de cómo el autoconcepto influye en las relaciones sentimentales y cómo un autoconcepto débil se relaciona con relaciones poco equilibradas. Encontrar el equilibro entre el «yo» y el «nosotros» en la relación es díficil y una autoestima baja dificulta aún más este hecho.

Se nos enseña a esforzarnos por mantener nuestras relaciones, pero no siempre se nos dice dónde están los límites de nuestro control. La confusión sobre lo que podemos y no podemos controlar puede llevar a la frustración, ansiedad e incluso a la ruptura de la relación si no se maneja de manera saludable. En este artículo, exploraremos qué aspectos de una relación están bajo nuestro control y cuáles debemos aprender a aceptar. Este último punto es muy importante para poder tener relaciones más equilibradas y satisfactorias.

Lo que sí podemos controlar

1. Nuestras propias emociones y reacciones09

Una de las pocas cosas que podemos controlar en una relación es cómo respondemos a lo que sucede. No siempre podemos controlar lo que sentimos, pero sí podemos elegir cómo actuar ante esos sentimientos. Aprender a manejar nuestras emociones de manera saludable, es clave para el éxito de una relación. Es importante primar el aspecto racional frente a la impulsividad.

Esto implica la autorregulación emocional, que consiste en ser conscientes de nuestras emociones, comprender de dónde provienen y manejarlas de manera sana. Esto puede ayudarnos a mejorar nuestra capacidad para reaccionar de manera más equilibrada y constructiva al conflicto.

2. Nuestra actitud hacia la relación

La actitud que tomamos ante las dinámicas de la relación es algo que también está bajo nuestro control. Podemos optar por tener una actitud de apertura a resolver los problemas conjuntamente, o podemos optar por una actitud de queja y crítica.

Adoptar una postura proactiva es crucial para mantener una relación sana. Cuando elegimos ver los problemas como oportunidades para crecer juntos, en lugar de obstáculos insuperables, fomentamos un ambiente de colaboración mutua. Esto no significa ignorar los problemas, sino abordarlos con una mentalidad de solución y no de conflicto.

3. Nuestra comunicación

La comunicación es un pilar de las relaciines sólidas, y cómo nos comunicamos es algo que podemos controlar. Debemos elegir comunicarnos de manera asertiva y respetuosa sin atacar a la otra persona. Lo contrario lleva directo a la creación de conflictos fácilmente evitables.

El tono que usamos, las palabras que elegimos y la forma en que escuchamos a nuestra pareja son elementos esenciales para una comunicación efectiva. La práctica de la escucha activa, sin interrumpir ni prejuzgar, es una herramienta útil para fomentar la comprensión y evitar malentendidos.

4. Nuestros propios límites

Establecer nuestros propios límites también está bajo nuestro control. Los límites saludables permiten que cada persona en la relación mantenga su individualidad. No podemos controlar las expectativas de nuestra pareja, pero sí podemos decidir hasta dónde estamos dispuestos a llegar y qué es lo que no estamos dispuestos a tolerar.

Tener límites claros es una señal de autoestima y respeto propio, y también envía un mensaje a la otra persona sobre cómo queremos ser tratados. Mantener estos límites de manera firme pero respetuosa ayuda a prevenir resentimientos y a fomentar una relación más equilibrada.

Lo que no podemos controlar

1. Los sentimientos de la otra persona

Uno de los errores que cometemos en una relación es creer que podemos controlar cómo se siente la otra persona. Aunque podemos influir en su estado emocional a través de nuestras acciones, la verdad es que los sentimientos son personales. Están influenciados por factores internos, experiencias pasadas, la personalidad y las necesidades individuales. Intentar cambiar los sentimientos de tu pareja es una elemento que lleva a la decepción.

Aceptar que no puedes controlar cómo se siente tu pareja es básico. En lugar de enfocarte en cambiar sus emociones, puedes concentrarte en crear un entorno donde ambos podáis expresaros libremente. La empatía y la comunicación abierta son herramientas mucho más efectivas que intentar cambiar los sentimientos de alguien.

2. Las decisiones y comportamientos de la otra persona

De la misma manera, no podemos controlar las decisiones que toma nuestra pareja. A menudo, podemos sentir la tentación de querer influir en cómo actúa la otra persona. Sin embargo, intentar forzar a alguien a actuar de acuerdo a nuestras expectativas suele generar resistencia y resentimiento.

Es importante recordar que cada individuo tiene derecho a tomar sus propias decisiones. La autonomía es esencial para el bienestar individual y relacional. En lugar de tratar de cambiar las decisiones de tu pareja, es más saludable comunicar tus preocupaciones y trabajar juntos para encontrar puntos en común que respeten las necesidades y deseos de los dos.

3. El pasado de la pareja

El pasado de tu pareja es algo que no puedes cambiar. Todos tenemos historias, experiencias y relaciones anteriores que han moldeado quienes somos. A menudo, estas experiencias influyen en cómo nos comportamos en nuestras relaciones actuales, por lo que tratar de cambiar el pasado de tu pareja es estéril. Somos lo que somos por nuestro bagaje emocional, entre otras cosas.

En lugar de enfocarte en lo que no puedes cambiar, lo más útil es aceptar a tu pareja tal como es, reconociendo que su pasado es parte de su identidad. Si bien es cierto que algunos aspectos del pasado puedan causar inseguridad , la clave es abordar estos sentimientos con honestidad. La comunicación es sin duda mejor que tratar de controlar esa historia.

4. Los deseos y expectativas no expresados

Finalmente, no podemos controlar los deseos y expectativas no expresados de nuestra pareja. A menudo, las personas tienen expectativas que no comunican de manera clara, lo que puede llevar a malentendidos. Sin embargo, no podemos adivinar lo que la otra persona espera o desea si no lo expresa. Pretender que podemos anticipar sus pensamientos o necesidades solo lleva a la frustración.

La comunicación abierta es esencial para evitar estos malentendidos. En lugar de intentar adivinar lo que tu pareja espera, es más productivo crear un entorno en el que ambos os sintáis cómodos expresando vuestras expectativas.

Conclusión

Aceptar lo que está fuera de nuestro control – como los sentimientos, decisiones y expectativas de la otra persona – y concentrarnos en lo que sí podemos manejar – nuestras emociones, actitudes y comunicación – nos permite crear relaciones más satisfactorias. Al final del día, el verdadero poder en una relación radica en la capacidad de cada individuo para contribuir con su mejor versión sin intentar controlar al otro. Al final, todo radica en cómo manejamos nuestras emociones en pareja para que éstas no influyan negativamente en el devenir de ésta.

 

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