La terapia es un recurso muy útil para parejas para atajar diferentes asuntos. Problemas en la resolución de conflictos, dificultad para comunicarse asertivamente, gestionar los celos o ayudar a manejar una infidelidad o la entrada en nuevas etapas vitales son cuestiones comunes que se suelen tratar en terapia de pareja.
Sin embargo, hay situaciones en las que la terapia de pareja no es la solución adecuada. En este artículo, exploraré las razones por las cuales una pareja podría beneficiarse de la terapia.
También abordaré los casos en los que la terapia no es útil. ¿Cuándo sucede esto? Cuando hay episodios de violencia, cuando la separación ya está decidida o cuando hay una total desalineación de valores y metas la terapia, lejos de ayudar, puede dificultar más el proceso de ruptura.
¿Por qué acudir a terapia de pareja?
En una sociedad en la que cada vez más se valora la salud mental y emocional, la terapia de pareja se ha convertido en una pieza clave para resolver conflictos dentro de una relación. El hecho de acudir a terapia de pareja no significa que una pareja esté rota o vaya a romperse, más bien lo contrario. El no acudir antes a terapia dificulta, muchas veces, atajar problemas que se han hecho ya demasiado grandes. Afortunadamente la visión general de la terapia que se tiene hoy en día ha evolucionado y nada tiene que ver con el estigma que suponía hace décadas.
Entonces, ¿cuáles suelen ser las razones por las que las parejas deciden acudir a terapia?
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Problemas de comunicación
Uno de los motivos más comunes por los que las parejas buscan terapia es la falta de comunicación efectiva. La mala comunicación da lugar a malentendidos, conflictos y distanciamiento emocional. La terapia de pareja puede ayudar a desarrollar habilidades de comunicación, enseñando a los miembros a expresarse de manera más asertiva, a escuchar activamente y a resolver los problemas sin caer en patrones tóxicos.
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Conflictos no resueltos
Cuando una pareja no logra resolver un conflicto, la frustración puede acumularse con el tiempo. Problemas sin resolver, la crianza de los hijos o la administración del hogar pueden llevar a sentimientos de rencor y alejamiento. La terapia puede ayudar a la pareja a identificar la raíz de estos conflictos y a trabajar en estrategias para solucionarlos.
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Infidelidad
La infidelidad es una de las principales causas de ruptura en las relaciones de pareja, pero no siempre significa el final. Muchas parejas buscan terapia tras una infidelidad para trabajar en la restauración de la confianza y reparar el daño emocional. Aunque el proceso es difícil, un profesional de la psicología proporciona apoyo para que ambas partes gestionen la infidelidad, expresen sus emociones y determinen si es posible reconstruir la relación. El profesional no aconseja, solo acompaña y enseña herramientas para que sean las personas quienes tomen la decisión.
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Problemas y/o falta de intimidad
Cuando una pareja experimenta problemas de intimidad, ya sea emocional o física, la relación puede resentirse. La falta de intimidad surge por diversas razones, como el estrés, la falta de tiempo, la rutina o problemas personales externos. En estos casos, la terapia puede ayudar a la pareja a reconectar emocionalmente, a descubrir las barreras que impiden la intimidad y a crear un ambiente más afectivo y satisfactorio.
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Etapas vitales
A lo largo de una relación, las parejas evolucionan. Pasan por mudanzas, cambios en la carrera profesional, el nacimiento de hijos o incluso la jubilación. Estas transiciones pueden generar estrés y tensiones, especialmente cuando las expectativas de ambos miembros de la pareja no coinciden.
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Desequilibrio en el poder
En algunas relaciones puede haber un desequilibrio de poder. Esto puede manifestarse en la toma de decisiones, la gestión de la economía familiar o la manera en que se abordan los problemas. La terapia de pareja puede ayudar a ambas personas a reconocer este desequilibrio y obrar en consecuencia.
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Problemas de confianza
La confianza es la base de cualquier relación. Cuando se viola la confianza, puede ser muy difícil para la pareja volver a tener la misma dinámica. Da igual la fuente de desconfianza, la terapia de pareja es un espacio seguro para que ambos miembros pongan en común sus preocupaciones, curen sus heridas pasadas y trabajen en la reconstrucción de la confianza.
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Gestionar el estrés externo
El estrés derivado de factores externos puede afectar de manera negativa a una relación. La terapia de pareja ofrece a las parejas la oportunidad de aprender a gestionar el estrés de manera conjunta.
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Prevención
No todas las parejas que acuden a terapia tienen problemas graves. Algunas buscan fortalecer su relación y prevenir conflictos futuros. La terapia es un espacio seguro para compartir expectativas y metas, individuales y comunes.
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Diferencias de valores o metas
Las diferencias de valores o metas pueden crear conflictos+ en una relación si no se gestionan adecuadamente. Estas diferencias pueden surgir en torno a temas como el estilo de vida o el deseo de tener hijos.
¿Cuándo la terapia de pareja no es útil?
Aunque la terapia de pareja puede ser beneficiosa en muchas circunstancias, no siempre es la mejor opción. En algunas situaciones, la relación ya ha llegado a un punto en el que la terapia no es útil. A continuación, comparto algunos casos en los que la terapia de pareja no es la mejor solución.
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Episodios de violencia o abuso
Uno de los casos más claros en los que la terapia de pareja no es beneficios es cuando hay episodios de violencia o abuso. La violencia -ya sea física, emocional o psicológica- crea un ambiente que no permite un trabajo terapéutico seguro o efectivo. En estos casos lo más importante es priorizar la seguridad de la persona afectada y buscar ayuda especializada en violencia doméstica.
El abuso en las relaciones no se resuelve con terapia de pareja, ya que el desequilibrio de poder por parte de la persona abusiva impide que se establezca una comunicación honesta y equitativa. El enfoque debe estar en garantizar que la persona afectada esté protegida y reciba el apoyo adecuado para salir de la situación. En ningún modo un profesional de la salud mental debe mediar en una pareja en la que la violencia es la norma.
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Cuando la separación ya está decidida
Algunas veces sucede que una o ambas partes de la pareja ya han tomado la decisión de separarse. En estos casos la terapia de pareja puede no ser útil, ya que no existe un interés real en salvar la relación. En lugar de utilizar la terapia para tratar de forzar una solución, lo mejor es enfocarse en terminar en buenos términos. A veces un profesional de la salud mental puede ayudar a cerrar una relación.
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Falta de compromiso en el proceso terapéutico
La terapia de pareja solo es efectiva cuando ambas personas están comprometidas con el proceso y dispuestas a hacer cambios. Si uno de los miembros de la pareja no está interesado en participar, la terapia no va a tener éxito. La falta de disposición obstaculiza el progreso y todo el trabajo del profesional de la psicología resulta estéril, así como el trabajo de la parte que sí colabora.
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Dependencia emocional extrema
En casos donde hay una dependencia emocional extrema, la terapia de pareja puede no ser útil a menos que ambos miembros también trabajen en su desarrollo individual. La dependencia emocional crea una dinámica de control, por lo que es fundamental que cada persona aprenda a gestionar su bienestar emocional de manera independiente antes de poder resolver los problemas de pareja.
Reflexión final
La terapia de pareja es una herramienta que sirve para mejorar la comunicación, resolver conflictos y fortalecer la relación. Sin embargo, también es importante reconocer que no todas las relaciones pueden salvarse a través de la terapia. De hecho el fin último de la terapia de pareja no es salvar relaciones a toda costa, sino hacer el camino más fácil, sea cual sea el desenlace.